Hace algo más de un año que lancé este podcast sin saber muy bien dónde me estaba metiendo. Tenía experiencia escribiendo —textos, artículos, posts técnicos—, pero esto del audio era totalmente nuevo para mí. Y ahora, doce meses después, puedo contarte con un poco más de claridad qué significa realmente mantener un podcast como este, y sobre todo, por qué me gusta el podcast.
Por qué me gusta el podcast
Tengo que reconocerte que al principio fue un salto al vacío. Me daba un poco de vértigo. Eso de pasar de lo escrito a lo hablado, y pronto también a lo visual (sí, el vídeo está a la vuelta de la esquina), me generaba muchas dudas. ¿Estaré a la altura? ¿Tendré algo interesante que decir? ¿Le importará a alguien?
Pero poco a poco, episodio tras episodio, fui encontrando mi voz —en todos los sentidos— y ahora hay más de 40 episodios grabados y publicados. ¿Lo mejor de todo? Que sigo disfrutando como el primer día… o incluso más.
Sé que suena raro, cursi quizás, pero el podcast me ha cambiado. Me ha hecho crecer, aprender y, sobre todo, conectar. Y sí, también me ha obligado a enfrentarme al síndrome del impostor.
Si es que, imáginate: un podcast sobre el mundo del CIO, sobre liderazgo en tecnología, sobre la gestión de equipos IT. Un nicho bastante específico, ¿verdad? A veces me parecía una locura y pensaba: ¿Quién soy yo para hablar de esto? ¿A quién le va a interesar?.
Pero luego pasa algo curioso. Un día ves que alguien se ha suscrito. Otro día recibes un mensaje diciendo “gracias por este episodio, me ha venido genial justo ahora”. Y te das cuenta de que no estás hablando al vacío. Que hay alguien al otro lado. Que esto va de personas, no de métricas.
Ahora mismo hay más de 10 personas suscritas en las diferentes plataformas. Puede parecer poco. Pero para mí es mucho. Muchísimo. Porque son personas de carne y hueso que deciden acompañarme en este viaje. Y eso me motiva, y mucho.
Una de las cosas que más me ha sorprendido es cuánto disfruto todo el proceso que hay detrás del podcast. No solo el momento de grabar —que también—, sino todo lo previo: investigar, documentarme, pensar en los temas, escribir un guión que tenga sentido y que fluya… Es preparar una charla contigo, en la que te cuento lo que estoy aprendiendo, lo que me inquieta, lo que me interesa.
Cada episodio es una excusa para aprender algo nuevo o para revisitar cosas que, con el tiempo, había dejado un poco de lado. Es como si el podcast me ayudara a mantener la mente despierta, activa, siempre en modo aprendiz.
Además, hay ciertos temas que se repiten, sí. La comunicación transparente, la formación continua… aparecen una y otra vez, casi sin darme cuenta. Pero lejos de parecerme repetitivo, lo veo como una señal: son importantes. Si vuelven es porque tienen peso. Porque son claves en nuestro día a día como líderes tecnológicos.
Otra cosa que me está encantando es cómo el podcast me está empujando a salir de mi zona de confort. Me obliga a mirar más allá, a investigar tecnologías nuevas, a escuchar puntos de vista que antes ni me planteaba. Y eso tiene un valor enorme. Porque cuando te dedicas al mundo de la tecnología —y especialmente al liderazgo dentro de este mundo—, no puedes quedarte quieto. Todo cambia, todo evoluciona. Y si no evolucionas también, te quedas atrás. Eres 0 o 1. Así que sí, este podcast está siendo un motor de formación continua. Y lo agradezco muchísimo.
Sé que es muy fácil decirlo, pero en mi caso es absolutamente cierto: no estoy haciendo este podcast por los números, ni por el posicionamiento, ni por ganar oyentes a toda costa. Es más, el nicho de personas al que hablo es pequeño, técnico, poco “mainstream”. Y eso tiene una parte complicada, claro. Pero también una parte muy buena: me permite hablar directamente contigo, con alguien que de verdad está interesado en estos temas, sin adornos, sin florituras.
Si estás escuchando esto es porque te interesa, porque te toca de cerca, porque quizás vives algunos de los mismos retos que yo. Y eso, créeme, me motiva muchísimo más que ver un contador de descargas subir.
No todo es fácil, claro. Hay días en los que la motivación flaquea. Sobre todo cuando tengo que pensar en nuevos temas, en enfoques diferentes, en formas de no repetirme. No me gusta decir siempre lo mismo. Y esa presión —la de innovar constantemente— pesa a veces.
También está la parte técnica. La producción, la edición, el sonido… Uf. Esto sí que es una montaña rusa. Me he obsesionado más de la cuenta con la calidad técnica del podcast, lo reconozco. Y luego escucho otros podcasts que, con un sonido más sencillo, funcionan igual de bien porque el contenido conecta.
Ahí es donde me doy cuenta de que, a veces, me exijo demasiado. Que no pasa nada si un episodio no es perfecto. Que lo importante es que sea útil, sincero, auténtico.
Con todo lo que te he contado, puedes imaginarte que esto no acaba aquí. Al contrario. Este primer año ha sido el comienzo. Tengo claro que habrá podcast para muchos años.
Así que gracias. Gracias por formar parte de este viaje. Gracias por escuchar, por compartir, por darme tu tiempo.
Y ya sabes, si hay algún tema que te gustaría que tratara, si tienes alguna idea, alguna duda, algo que quieras compartir… escríbeme. Me encantará escucharte. Porque esto va de eso: de escucharnos, de crecer juntos, de aprender los unos de los otros.
Nos seguimos escuchando.